INT. / CASA ROBLES, COCINA / NOCHE
Dorotea pone sobre la bandeja el pollo recién cocinado y arreglado.
Dorotea: ¿Me entendiste bien cómo debes servirlo en la mesa, María Belén?
María Belén: ¡Simón, Dorotea! (Sonriendo).
Dorotea: ¡Y una cosa más, muchacha! Si te preguntan, ojo con las confianzas que son los patrones. A ellos no les puedes hablar como quieras. ¿Entendiste?
María Belén: Sí, eso también.
Dorotea: Muy bien. Entonces llévate el pollo.
INT. / CASA ROBLES, COMEDOR / NOCHE
En la mesa están Lucrecia, Rodolfo, Nicolás, Amarguras y Piedad. Rodolfo es quien encabeza la mesa y al otro extremo, Lucrecia. Amarguras y Piedad están sentadas juntas en el lado derecho mientras que Nicolás en el izquierdo. Amarguras prueba la sopa y sonríe.
Amarguras: (sonriendo) La sopa de champiñones está deliciosa. Jamás había probado un manjar así.
Lucrecia: Me alegro que le guste, doña Amarguras. No soy experta en la cocina, pero algo sé. En breve van a probar el pollo a la naranja con almendra que Dorotea y yo preparamos.
Amarguras: (haciendo cara de repugnancia) ¿Almendra? Ay, me vas a perdonar, Lucrecia, pero a mí la almendra me provoca unas ganas de cag… (Piedad le pisa el pie por debajo de la mesa).
Lucrecia: (extrañada) ¿Iba a decir algo sobre la almendra?
Piedad: (interviniendo) Mi mamá quería decir que comer ese platillo no le hace bien a su colesterol. ¿Verdad, mami?
Amarguras asienta con la cabeza sintiéndose adolorida con el pisotón.
Lucrecia: Ya entiendo. Bueno, a todas estas, me da curiosidad saber el motivo de esta cena especial.
Rodolfo: Invité a Piedad porque, a partir de mañana, será mi asistente aquí en la casa.
Lucrecia: (extrañada) ¿Una asistente aquí en casa? La verdad no entiendo para qué. ¿No es lo mismo que la tengas en la oficina?
Piedad: Es que hay muchos asuntos que atender en la sucursal, doña Lucrecia, y desde casa puedo ayudarle bastante al licenciado Robles.
María Belén entra al comedor, cojeando por supuesto, y sosteniendo la bandeja del pollo. En eso, se enreda al caminar, pierde el equilibrio y el pollo sale disparado en el aire, cayendo encima de la sopa y salpicándoles las caras a Piedad y Amarguras.
Piedad: (levantándose furiosa) ¡Pero bueno! ¿Qué es esto? Mi vestido nuevo...
Amarguras: ¡Mi rostro! ¡No veo! ¡Ay, no veo nada! (Toma el mantel de la mesa y se limpia la cara desesperada).
María Belén (apenada): ¡Ay! ¡Mil disculpas, yo...!
María Belén se sorprende al ver a Piedad y Amarguras.
Piedad: (sorprendida al ver a María Belén): La coja...
Nicolás se levanta de su puesto preocupado y va hacia María Belén.
Nicolás: ¿Estás bien, María Belén? ¿No te hiciste daño?
María Belén: (consternada) Sí, estoy bien…
Piedad: (a María Belén) ¿Se puede saber qué estás haciendo aquí?
María Belén: Pues aquí trabajo ahora.
Amarguras: (levantándose muy sorprendida) Eso es imposible. Una coja como tú no puede trabajar en una casa y para una familia tan distinguida como esta. ¡Te infiltraste para atacarnos a Piedad y a mí!
María Belén: Eso es mentira. Yo ni sabía que usted y Piedad estaban aquí.
Lucrecia: No entiendo. ¿Ustedes se conocen?
María Belén: Ella es mi madrina, señora Lucrecia.
Nicolás: ¿Ella es la bruja que te obligaba a trabajar, María Belén?
María Belén asienta con la cabeza en silencio. Nicolás y Lucrecia miran indignados a Amarguras.
Amarguras: No entiendo por qué me miran así. Sí, yo soy la madrina de María Belén, pero no sé qué chisme de mí les pudo haber dicho esa niña.
María Belén: (molesta) ¡No se haga para quedar bien, madrina! Yo sólo les conté a Nicolás y a la señora Lucrecia la vieja abusiva que es usted.
Piedad: (a María Belén) ¡Respeta a mi mamá! ¿Esa es la manera en que le pagas el haberte dado un techo para vivir todos estos años?
María Belén: ¿Un techo? ¿Y a cambio de qué si se puede saber? Yo desde que estaba chiquita sólo me acuerdo del maltrato que mi madrina me daba. Me pegaba y me decía cosas feas (Solloza). Y cuando ya estaba más grandecita, me obligaba a trabajar y a veces me dejaba sin comer.
Rodolfo: ¡Ya basta! (Grita) ¿Qué se ha creído la nueva sirvienta para andar atacando a mis invitadas? La culpa de todo la tuvo ella por inútil. ¿Cómo se te ocurrió contratar de empleada a una coja, Lucrecia?
María Belén al escuchar las palabras de Rodolfo, sale corriendo del comedor.
Nicolás: ¡María Belén! (Sale tras ella).
Lucrecia se levanta de su puesto y mira mal a Amarguras, a Piedad y a Rodolfo.
Lucrecia: Ya se me quitó al apetito. Buenas noches.
Lucrecia también sale muy molesta del comedor.
Piedad: (furiosa) ¡No lo puedo creer! ¿Cómo es que nos venimos a encontrar con la coja esa precisamente aquí?
Rodolfo: Yo no tuve la culpa. Fue mi mujer quien la contrató ayer. Parece que es amiga de Nicolás. No me imaginé que pudiera estar relacionada con ustedes dos.
Amarguras: Desgraciadamente así es, licenciado. La coja es mi ahijada y tuve que echarla de mi casa porque empezó a faltarme al respeto y no podía permitir eso.
Piedad: No lo entiendo. ¿Cómo es que conoció a su hijo, licenciado Robles?
Rodolfo: La verdad no lo sé, pero tampoco me interesa.
Piedad: ¿Ya qué más da? Iré mejor al baño a limpiarme un poco el vestido que me arruinó la coja de María Belén. No tardo.
Piedad se dirige al baño. Rodolfo se queda intrigado por el origen de María Belén.
Rodolfo: Disculpe las molestias, doña Amarguras. No contaba con que esto fuera a pasar.
Amarguras: No se preocupe. Usted tranquilo. Todo lo contrario. Ya ha hecho mucho por mi hija dándole ese trabajo de asistente.
Rodolfo: Piedad es muy eficiente. Entre otras cosas, dijo usted que la nueva sirvienta es su ahijada, ¿no?
Amarguras: Sí, así es
Rodolfo: ¿Qué pasó con sus padres?
Amarguras: Mi comadre, que en paz descanse, me la dejó a cargo antes de morir y yo como una buena samaritana, la crie, pero ya ve usted. Qué ingrata salió (Niega con la cabeza).
INT. / CASA ROBLES, CUARTO DE ASEO / NOCHE
Piedad mira hacia atrás para cuidar que nadie esté viéndola. Empieza a buscar en el cesto de la ropa sucia algún traje de Rodolfo y encuentra un saco de él. Luego, saca de su bolso un CD y lo mete dentro de uno de los bolsillos.
Piedad: (sonriendo con malicia) Mañana va a ser el día...
Piedad se mira en un pequeño espejo que está colgado en la pared, frente a ella y sonríe vanidosa. Mary se le aparece detrás.
Mary: Ya estás cada vez más cerca de tener todo con lo que siempre soñaste, Piedad.
Piedad: Así es, Mary. Por fin voy a tener la vida que tanto me merezco. Ya me imagino usando ropa fina, joyas, perfumes. Todo va a ser mío.
Mary: Lo será. Ten por seguro que lo será, sea como sea.
Piedad: (recalcando esas últimas palabras) Sí. Sea como sea…
INT. / CASA ROBLES, HABITACIÓN DE MARÍA BELÉN / NOCHE
María Belén entra a su cuarto, deja la puerta abierta y se sienta en la cama, llorando. Nicolás se para al lado de la puerta y la toca.
Nicolás: ¿Podemos hablar?
María Belén lo mira y le asienta con la cabeza. Nicolás se sienta a su lado en la cama.
María Belén: (llorando) Me da mucha pena lo que pasó en el comedor por mi culpa. Lo hice sin querer, pero me enredé con los pies y...
Nicolás: (limpiándole las lágrimas) No llores por lo que te hayan podido decir. Más bien piensa en ti y en el valor que tienes María Belén...
María Belén: (sonrojada) Gracias por ser tan bueno conmigo, Nicolás.
Nicolás: (sonriéndole) Yo sólo te recalco lo mucho que vales como persona sin que importe que tengas esa condición en el pie. Eso es algo opcional porque las discapacidades están aquí (Se señala la cabeza) en la mente…
María Belén: Eso me hace sentir mejor.
Nicolás: Además, fíjate que sin querer les diste su merecido a ese par de brujas cacatúas.
María Belén se ríe por el comentario.
Nicolás: ¿No alcanzaste a verles las caras cuando se chispotearon de sopa?
María Belén: (riéndose) No, pero me imagino que se debieron ver retefuriosas con las caras llenas de sopa.
Nicolás: Más que enojadas. La que mejor se vio fue Amarguras. Puso cara de chihuahua viejo.
María Belén: ¿Chihuahua viejo? (Se ríe a carcajadas con Nicolás) ¡Ay, qué malo! Ja, ja, ja, ja.
Nicolás: (dejando de reírse) Sí, la hubieras visto. Digna de tomarse una selfie. El punto es que la hija, Piedad se llama, ¿no?
Lucrecia lo escucha, tras una pared y sonríe.
María Belén: Sí, así se llama. ¿Qué pasa con ella?
Nicolás: Mi papá le dio trabajo de asistente aquí en la casa y comienza mañana. Como sé que ustedes no se llevan bien, a lo mejor ella no va a desaprovechar la oportunidad de lanzarte alguna indirecta o algo.
María Belén: (haciendo mala cara) Mínimo. Es una engreída que se las da de muy finolis, pero que se las tenga ahí porque si me busca, me encuentra y le doy sus buenas cachetadas pa’ que aprenda a respetar
Nicolás: ¡Esa es la actitud! Que la pongas en su lugar, pero sin tener que llegar a los golpes y te defiendas inteligentemente y no al primer impulso que te venga.
María Belén: No te aseguro que me contenga, pero te prometo que voy a tratar (Le sonríe).
INT. / VECINDAD, CASA DE AMARGURAS / NOCHE
Piedad y Amarguras llegan a su casa. La primera tira su bolso sobre la mesa.
Piedad: ¡Al fin llegamos! Estoy súper cansada. Lástima que la cena haya salido mal por culpa de la coja de María Belén. ¡Me echó a perder el vestido! (Se sienta en una silla).
Amarguras: No te creas, hija. A mí casi me deja ciega la muy bruta. La sopa estaba caliente y me cayó en los ojos.
Piedad: Lo que más me molesta es saber que ahora le tendré que ver la cara de mustia todos los días.
Amarguras: Yo justo estaba pensando en eso cuando veníamos en el taxi. ¿Qué tal si la coja te estorba en tus planes de seducir al licenciado?
Piedad: ¿Tú crees que me pueda estorbar?
Amarguras: Por supuesto. Si te cacha tratando de seducir al licenciado, mínimo es capaz de andar corriendo a contarle el chisme a la esposa y todo se iría a la basura.
Piedad: Todo lo contrario. Tengo la leve sospecha de que María Belén, sin que lo sepa, va a resultar ayudándome en mis planes, pero tampoco está de más ser precavida.
Amarguras: Por eso es mejor que a partir de mañana mires en una manera de hacer que la echen como un perro de allá. Al fin y al cabo, sólo le dieron trabajo por lástima. ¿Quién va a necesitar una coja de empleada doméstica?
Piedad se queda pensativa.
INT. / CASA ROBLES, CUARTO DE LUCRECIA Y RODOLFO / NOCHE
Es madrugada. Rodolfo está dormido, dando vueltas en la cama y sudando, ya que tiene una pesadilla a modo de recuerdo. Lucrecia está dormida a su lado.
FLASHBACK
Rodolfo está caminando por una acera, de un barrio pobre y cargando entre sus brazos a María Belén, de bebé. Llega hasta la entrada de una vecindad donde lo espera una mujer, que es Amarguras, con una apariencia mucho más joven.
Amarguras: ¿Esa es la niña?
Rodolfo: (asentando con la cabeza) Sí. Tenla. No la soporto más.
La niña llora. Amarguras la recibe entre sus brazos y empieza a arrullarla.
Amarguras: Muy bien. ¿También trajo el dinero?
Rodolfo del saco que trae puesto, se saca un sobre que contiene dos fajas de billetes, y se lo entrega a Amarguras, quien lo recibe sonriendo gustosa.
Rodolfo: Eso es todo. Los quinientos mil que me pediste a cambio de hacerte cargo de la niña.
Amarguras: Espero que esté el dinerito completo sin un billete menos.
Rodolfo: (molesto) Puede contarlo si quiere.
Amarguras: Tranquilo. Yo confío en usted. Este trato me cae como del cielo, señor.
Rodolfo: Como sea. Recuerde que, a partir de este momento, usted y yo vamos a hacer como si nunca nos hubiéramos visto.
Amarguras: ¿Y qué le voy a decir la niña cuando me pregunte por sus padres?
Rodolfo: ¿Y yo qué sé? Invéntele algo, que su mamá se murió y se la dejó a usted. Haga lo que quiera.
Amarguras: Tan siquiera dígame el nombre de la muchachita. ¿O también quiere que se lo ponga yo?
Rodolfo: Ya se lo dije. Haga lo que quiera con ella. No me interesa.
Rodolfo mira para todos lados, cuidando de que nadie lo haya visto y se va, subiéndose a su auto.
FIN DEL FLASHBACK
Rodolfo se despierta de la pesadilla, respirando agitado. Minutos después, baja a la cocina y se sirve un vaso de agua.
Rodolfo: Otra vez las mismas pesadillas (Bebe un sorbo). La madre de Piedad es la misma mujer a la que le vendí la hija de Nidia tiempo atrás, pero no me reconoció…
Rodolfo se termina de beber el agua, deja el vaso y cuando va a volver a su cuarto, se detiene y se va más bien al cuarto de servicio de María Belén. Como ve la puerta entre abierta, se asoma y la ve dormida.
Rodolfo (pensando) Esta muchacha es idéntica a Nidia. Es igual de hermosa que ella. Si es ahijada de Amarguras, tiene que ser la hija de Nidia y de Roberto Altamira.
Rodolfo entra al cuarto y se acerca a María Belén, pero se tropieza con un buró. María Belén se mueve y se despierta por el ruido, asustándose al ver a Rodolfo dentro de su cuarto.
María Belén: (recostándose en la cama) ¿Qué hace usted aquí? (Rodolfo no responde) ¿Necesita algo señor?
Rodolfo no dice nada y sale del cuarto. María Belén se queda extrañada.
INT. / VECINDAD, CASA DE AMARGURAS / DÍA
Piedad está lista para ir a trabajar a la casa Robles.
Piedad: Ya me voy, mamá. Deséame suerte en mi primer día (Sonríe ambiciosa).
Amarguras: No la necesitas porque tú eres la suerte andando, mi amor (La besa en la mejilla).
Piedad: ¡Ay, mamá! Qué cosas más ridículas dices (Fastidiada). Ya me voy que se puede hacer tarde.
Amarguras: Espera Piedad, antes de que te vayas. Te quería decir que ya se me ocurrió una forma de deshacernos de María Belén.
Piedad: Ya te dije que ella no es ningún peligro, mamá.
Amarguras: Pero no está de más prevenir. Voy a hablar con Agapito. Él seguro va a estar muy interesado en oírme. Vas a ver…
INT. / MANSIÓN ALTAMIRA, DESPACHO / DÍA
Don Roberto está sentado en su sillón. Isis se encuentra frente a él.
Roberto: (recio) ¡Ya te dije que no, Isis!
Isis: ¡Pero es sólo un préstamo! No seas malo, hermano de mi alma. Mira que va a ser para algo bueno. Yo luego te lo pago todo (Le hace súplica con las manos).
Roberto: ¡A ver! ¿Y puedo saber para qué necesitas el dinero?
Isis: Para montar un almacén de ropa para damas como yo. El préstamo sería la inversión que necesito.
Roberto: (pensativo) No suena mal. Así podrías ganar tu propio dinero sin que me tengas que pedir a mí. ¿Cuánto necesitas? (Saca de un cajón su chequera).
Isis: Un millón.
Roberto: (sorprendido) ¿Me quieres matar de un infarto? ¿Cómo que un millón? ¡Te daré dos mil!
Isis: Con eso me muero de hambre, mi corazón. Que sean tres mil.
Roberto: Cuatro mil.
Isis: Cinco mil.
Roberto: Seis mil.
Isis: (emocionada) ¡Hecho!
Roberto: (indeciso) Está bien (Firma el cheque y se lo entrega. Isis lo recibe) Ahí lo tienes y sólo espero que sí sirva de algo tu dichosa idea del almacén de ropa.
Isis: Por supuesto que va a servir hermano. Vas a ver y yo ya me voy que tengo cosas que hacer. Tengo cita en el spa.
Isis sale del despacho, justo en el mismo momento en que entra Camila.
Camila: (sonriente) Buenos días, don Roberto. ¿Cómo amaneció?
Roberto: Buenos días, Camila. Estoy bien en lo que cabe. Ya sabes, agobiado…
Camila: Me imagino por qué. ¿El último detective que contrató no le ha dado ninguna noticia?
Roberto: (negando con la cabeza) Nada. Parece como si a mi hija se la hubiera tragado la tierra. En el peor de los escenarios, estoy empezando a creer que a lo mejor ahora vive en otro país o… que no está viva.
Camila: ¡Claro que no! No diga eso. Tenga esperanzas, don Roberto. Yo estoy segura y confiando en Dios que algún día va a poder encontrar a su hija perdida
Roberto: Ojalá que sí, Camila. Ojalá… (Toma un retrato de su difunta esposa) Me duele mucho que todo haya sido tan trágico para Nidia, mi hija y para mí.
Camila se acerca a don Roberto y se hace detrás de él para ver la foto de Nidia.
Camila: (sorprendida) Es la primera vez que veo la foto de su esposa, don Roberto. ¿Sabe? Se parece mucho a mi amiga María Belén.
Roberto: ¿De verdad?
Camila: Sí. Con decirle que hasta podrían ser hermanas gemelas. Son idénticas (Muy sorprendida) Me gustaría que la pudiera conocer, pero hace unos días que no sé nada de ella.
INT. / BAR “NOCHES DE ENSUEÑO” / DÍA
Amarguras está hablando con Agapito, quien limpia la barra del bar con un trapo blanco.
Amarguras: Así como lo oyes, Agapito. Tienes que estar muy atento para ofrecerle tu “desinteresada” ayuda a la coja de mi ahijada.
Agapito: Más le vale que así sea, doña Amarguras porque estoy cansado de tener que ser yo el que ande detrás de María Belén.
Amarguras: Por eso no te preocupes que en unos días más va a ser ella la que ande detrás de ti porque se va a quedar sin a donde ir.
Sandra, a lo lejos, mira con desconfianza la plática entre Amarguras y Agapito.
INT. / CASA ROBLES, CUARTO DE ASEO / DÍA
María Belén está metiendo la ropa sucia del cesto dentro de la lavadora, pero antes se asegura que no haya ningún objeto en los bolsillos. En eso, toma un saco de Rodolfo y encuentra el CD que Piedad había metido.
María Belén (extrañada): ¿Y esto?
Minutos después, María Belén toca en la habitación de Lucrecia. Ella le abre.
Lucrecia: (sonriendo) María Belén
María Belén: Buenos días, señora Lucrecia. Vine a traerle esto (Le entrega el CD). Lo encontré entre la ropa sucia de su marido.
Lucrecia: (mirando extrañada) Es un CD. Qué raro que a Rodolfo se le haya olvidado sacarlo de su ropa. Habrá de ser algo sin importancia
María Belén: Bueno, de todos modos, ahí se lo dejo por si algo. Yo me voy a seguir con mi trabajo. Con permiso.
Lucrecia: Propio.
María Belén se va. Lucrecia se vuelve a meter en su cuarto y mira intrigada unos segundos el CD.
Lucrecia: ¿Qué podrá tener grabado? Debe ser algo de la sucursal…
Ella pone a reproducir el CD en el DVD de mesa quedándose atónita al mirar en el televisor como Piedad y Rodolfo empiezan a desvestirse.
Lucrecia: (llevándose la mano a la boca) Dios mío. ¿Qué significa esto?
CONTINUARÁ…