AL DÍA SIGUIENTE
INT. / CASA ROBLES, COCINA / DÍA
María Belén se ha puesto su uniforme de sirvienta y se recoge el cabello con una pinza.
María Belén: (sonriendo) ¡Ya estoy ready, Dorotea! ¿Qué es lo que tengo que empezar a hacer?
Dorotea: ¡Bastante, muchacha! Hay mucho trabajo, pero primero, acompáñame. Te voy a enseñar cómo servirles la comida a los patrones cuando a ti te toque hacerlo. Sígueme.
Empiezan a intercalarse diferentes escenas de Dorotea y María Belén en las que la primera le da varias indicaciones e instrucciones a la segunda sobre cómo poner la mesa correctamente con los platos, a servir la comida con calma y buenos modos.
Luego, Dorotea le indica a María Belén cómo funciona la lavadora, a meter la ropa sucia dentro con suficiente detergente y el tiempo que todas las prendas deben permanecer lavándose. María Belén escucha y mira atenta.
Dorotea: Una vez que hayas metido todo adentro, presiones este botón (Le indica).
María Belén: (confundida) ¿Cuál? ¿Éste? (Presione un botón).
Dorotea: Exactamente. Tienes que estar checando el cronómetro…
Dorotea sigue explicándole. Nicolás tras una pared mira a María Belén y sonríe al ver lo comprometida que está con su trabajo.
INT. / SUCURSAL DE LA BEAUTÉ, OFICINA DE RODOLFO / DÍA
Rodolfo está redactando un documento, pero no consigue concentrarse totalmente y se detiene. Luego, se recuesta en su sillón y se pasa las manos por el rostro.
Rodolfo (perturbado): Esa muchacha, la nueva sirvienta, verla me hizo recordar a Nidia. ¿Cómo es posible que se parezcan tanto?
Rodolfo vuelve a recordar cómo mató diecinueve años atrás a Nidia.
FLASHBACK
1995
Nidia: Déjame. ¡Yo no te amo! (Intentando quitárselo de encima) ¡Yo estoy casada con Roberto!
Rodolfo: (con una mirada psicópata) ¡Cállate! ¡Tú eres mía! ¡Sólo mía! ¡No del maldito Roberto Altamira! (La toma a la fuerza de la mandíbula, intentando besarla).
Nidia: ¡No! ¡Basta, déjame! (Se resiste).
Rodolfo: Tú eres sólo mía, Nidia. ¿Por qué no amas? (Llorando mientras la apuñala repetidas veces en el abdomen) ¿Por qué no me quieres, mi amor? Dime que me amas.
Nidia empieza a desvanecerse. Rodolfo la abraza, con una actitud obsesiva, enferma y fetichista, mientras llora desesperado. Al final, Rodolfo suelta a Nidia y ésta se cae al piso, desangrándose y sin poder hablar. Rodolfo la mira con una mente totalmente enfermiza.
Rodolfo: Perdóname, mi amor. Yo no quería hacerlo (Llorando). Yo no quería que las cosas fueran así (Suelta el cuchillo).
Rodolfo se saca un pañuelo del pantalón con el que limpia todos los objetos que tocó, incluyendo el cuchillo. Luego, mira para todos lados sin saber qué hacer. Los llantos del bebé en el fondo se siguen oyendo. Rodolfo va hasta la cuna, toma a la niña entre sus brazos y sale corriendo con ella de la casa.
FIN DEL FLASHBACK
Rodolfo deja de recordar sintiendo mucho más perturbado.
Rodolfo: ¿Por qué no te puedo sacar de mi cabeza todavía? ¡Tú ya estás muerta, Nidia! ¡Ya estás muerta!
Rodolfo tira un par de cosas de su escritorio furioso y nervioso a la vez.
INT. / MANSIÓN ALTAMIRA, PASILLOS / DÍA
Camila está caminando por los pasillos cuando se topa con la señorita Isis, que la mira con desconfianza.
Camila (sorprendida): ¡Señorita Isis! Me asustó (Le sonríe amable).
Isis: ¿Te asusté? ¿Acaso te parezco muy fea o qué?
Camila: Claro que no. Yo sólo decía que...
Isis: (la interrumpe) ¡Sí, sí! Conmigo no te va a funcionar esa sonrisita de mustia, niña. Conozco a las de tu clase. ¿Qué pretendes con mi hermano?
Camila se sorprende por la pregunta.
Camila: Yo no pretendo nada con don Roberto, señorita Isis. Él es mi patrón (Ríe)
Isis: (desconfiada) A otro perro con ese hueso. Lo mismo dicen todas, pero a la hora de la verdad son unas gatas disfrazadas de ovejas pendientes a dar el zarpazo. ¡Grrr! (Ruge y hace la mano como una gata).
Camila: (sonriendo) Pues yo no soy de esas “gatas” como usted les llama. Yo veo a don Roberto como un tío al que le tengo mucho aprecio.
En ese momento, las interrumpe Damián.
Damián: Madrina, ¿qué haces molestando a la enfermera de don Roberto?
Isis: No la molestaba, Damián. Sólo platicaba con ella. ¿Verdad querida? (Le pregunta a Camila sonriendo falsa).
Camila: (riéndose) Sí. Claro que sí.
Damián: Bien, pues entonces, deja la conversación con Camila hasta aquí porque ya se va a empezar tu telenovela de la tarde.
Isis: (apurada) ¡Ay, sí es cierto! ¡¡Joder!! ¿Por qué no me avisaste antes? ¡Me la voy a perder!
La señorita Isis sale corriendo hacia la sala donde está ubicado un televisor para verse su telenovela. Damián y Camila se quedan riendo de ella.
Damián: (riéndose) ¡Qué loca! ¿En serio no te estaba molestando?
Camila: Me dijo unas cosas sin importancia, pero no te preocupes. Yo sé que ella no lo hace con mala intención (Sonríe).
Damián: Bueno, pues ya que tú lo dices. ¿Sabes? Estuve pensando en invitarte a salir un día que no tengas trabajo. Un domingo tal vez.
Camila: (sorprendida) ¿Invitarme a salir?
Damián (avergonzado): Sí, quiero decir, en un plan de amigos. ¿Qué te parece? Yo por mi parte quiero salir a conocer más la ciudad, pero no tiene gracia si voy solo y pensé en ti.
Camila: Pues sí. Creo que un domingo puedo. ¡Me encantaría!
Damián y Camila se sonríen entre sí.
INT. / CASA ROBLES, COCINA / DÍA
Lucrecia está indicándole a Dorotea la cena para la noche.
Dorotea: Entonces, ¿qué preparo para cenar, doña Lucrecia?
Lucrecia: Estaba pensando en unos camarones con ensalada acompañados de una sopa con champiñones. ¿Qué te parece?
Dorotea: ¡Delicioso, doña Lucrecia! Usted siempre es muy creativa con las cenas.
Lucrecia: Inclusive te puedo ayudar a cocinarlo todo y de paso te enseño…
Rodolfo: (entrando a la cocina) Ya llegué.
Lucrecia: (sorprendida) Rodolfo. ¿Qué estás haciendo aquí?
Rodolfo: ¡Qué pregunta más estúpida! Esta es mi casa, ¿no?
Lucrecia: (molesta) Me refiero al motivo por el que llegas tan temprano. Ni siquiera son las seis todavía.
Rodolfo: Me sentí indispuesto y decidí venir para descansar un rato. Le vine a decir a Dorotea que ponga dos sillas más esta noche en el comedor.
Lucrecia: (extrañada) ¿Dos sillas?
Rodolfo: Invité a cenar a mi secretaria y a su madre.
FLASHBACK
HORAS ANTES
Rodolfo está en la oficina hablando por celular con Piedad.
Rodolfo: (molesto) ¿Estás loca? ¡No te voy a invitar a cenar a mi casa! ¿Qué crees que me va a preguntar mi esposa?
Piedad: ¿Y yo qué sé? ¡Invéntale algo! Tú eres experto en mentirle, pero esta noche sí o sí voy a aparecerme en tu casa con mi mamá. Estás avisado Ro-dol-fi-to (Le replica sonriendo vanidosa).
FIN DEL FLAHSBACK
Lucrecia: ¿Y puedo saber el por qué? ¿Algún motivo en especial?
Rodolfo: Lo sabrás en la cena. Ahora no estoy de humor para andarte respondiendo preguntas Lucrecia. Con permiso.
Rodolfo se retira de la cocina. Lucrecia no puede evitar sentirse mal por la actitud de él y Dorotea la mira con lástima.
INT. / CASA ROBLES, DESPACHO / DÍA
María Belén está sacudiendo el polvo de los estantes y los libros con un plumero. En eso, sin querer, se le cae un libro. María Belén se agacha para recogerlo y lee el nombre en la portada.
María Belén: (leyendo lento) La Ceni… cienta. A ver…
María Belén se sienta en el sillón y pone los pies sobre el escritorio cómodamente. Luego abre el libro y empieza a leer
María Belén: Había una... vez, una... joven muy… bella, cuya ma… dre había... muerto cuando…
De repente, al despacho entra Nicolás y María Belén avergonzada, al querer acomodarse, se cae al piso.
Nicolás: (preocupado) ¡María Belén!
Nicolás corre hacia ella y la ve desparramada en el piso, por lo que no puede evitar reírse de ella.
María Belén: (adolorida) ¡Ay, mis pompas! (Sobándose).
Nicolás: (burlándose) ¿Te caíste?
María Belén: ¡No! ¡Me eché a rezar, menso! (Riéndose) ¡Ayúdame a levantar!
Nicolás le da la mano a María Belén y la ayuda a levantarse.
Nicolás: (dejando de reírse) Hablando en serio, ¿no te hiciste daño?
María Belén: Me di en las meras pompas nada más, pero nada grave.
Nicolás: ¿Y qué estabas haciendo para que te cayeras?
María Belén: Estaba leyendo este cuento (Le muestra el libro). El de La Cenicienta que ya lo había oído antes, pero no lo he leído.
Nicolás: (extrañado) ¿Y eso por qué? Es un cuento bastante común. ¿Nunca te lo contaron en la escuela o algo?
María Belén: (cabizbaja) Yo no fui a la escuela de lleno y por eso nunca terminé la primaria. Faltaba mucho por salir a chambear. Una vez me le quise escapar a mi madrina porque ya no lo soportaba y…
FLASHBACK
EXT. / PLAZA DE MERCADO / DÍA
Un anciano de mal aspecto, con barba y andrajoso, acosa a la pequeña María Belén.
Anciano: ¡Entrégame la lana que recogiste escuincla!
María Belén: (soltándose) ¡Déjeme, viejo cochino!
María Belén sale corriendo, pero en plena carretera, sin poder reaccionar a tiempo, un carro la atropella.
FIN DEL FLASHBACK
María Belén: (seria) Desde eso es que quedé coja.
Nicolás: Lo siento mucho, María Belén, ¿pero quieres que te diga algo?
María Belén: (levantando la cabeza) ¿Qué?
Nicolás: No te pongas mal por recordar las cosas que pasaron. Más bien, mira las del presente, a parte tienes una sonrisa muy bonita como para que la opaques por cosas tristes (Le levanta el rostro y le sonríe).
María Belén mira atentamente a Nicolás y sonríe un poco avergonzada por lo que le dice.
Nicolás: ¿Lo ves? Tienes una sonrisa espectacular
María Belén: ¡Ay, Nicolás! (Se aparta de él nerviosa) Yo mejor sigo con mi trabajo que todavía me falta bastante por limpiar. Hablamos luego.
Nicolás: ¡María Belén! Antes de que te vayas, te quería decir algo. Si quieres, cuando dispongas de tiempo, podemos tomar unas clases.
María Belén: (extrañada) ¿Unas clases? ¿Para qué?
Nicolás: Por si quieres aprender y estudiar. Yo te puedo enseñar algunas cosas que no pudiste aprender por faltar a la escuela. ¿Qué dices?
María Belén: (emocionada) ¡Pos sí me gustaría mucho la verdad! Yo siempre quise estudiar, pero, como ya te dije, no tuve oportunidad.
En ese momento, tocan la puerta.
Nicolás: Adelante.
Dorotea: (entrando al despacho) Con permiso, joven. Venía a mirar si María Belén estaba aquí. Necesito que me ayude a preparar la cena especial para esta noche.
Nicolás: ¿Qué cena especial, Dorotea?
Dorotea: Es que don Rodolfo invitó a dos personas a la casa. Me pareció oír que a su secretaria y a la madre de ella.
INT. / MANSIÓN ALTAMIRA, SALA / DÍA
La señorita Isis está reunida en mesa redonda con varias mujeres más o menos de su misma edad. En la pared está colgado un letrero que dice “Solteronas anónimas”. La señorita Isis es la única de pie.
Isis: Muy bien, chicas. Estamos reunidas aquí por un motivo en común; un motivo que a todas nos concierne y que es el estar solteras hasta la edad que cada una tiene.
Las demás mujeres empiezan a murmurar.
Isis: ¡Silencio, por favor! (Aplaude) Yo sé que es duro. Lo comprendo. Por eso decidí fundar este grupo de solteronas anónimas para que nos apoyamos mutuamente y que inauguro oficialmente.
Todas aplauden unos breves segundos.
Isis: ¡Perfecto! Comencemos por aquí (Señala a una mujer) Cuéntanos cariño… ¿Cuál es tu nombre?
Mujer: Me llamo Fulgencia. Tengo sesenta años y como todas, ¡estoy soltera!
Todas las integrantes del grupo aplauden y son interrumpidas por Damián.
Damián: ¡Madrina! ¿Se puede saber qué estás haciendo ahora? ¿Qué significa esto?
Isis: ¡Miren chicas! (Se acerca a Damián) Él es mi ahijado, Damián. Se los presento. ¡Está soltero!
Todas las solteronas del grupo gritan emocionadas e histéricas y se le avientan a Damián encima. Damián pega un grito aterrado. Don Roberto entra caminando a la sala con su bastón.
Roberto: (gritando) ¡Silencio!
Las solteronas se apartan de Damián asustadas por el grito de don Roberto y se ve como dejaron a Damián con la cara repleta y untada de lápiz labial.
Roberto: (muy molesto) ¿Pero qué significa todo esto, Isis? ¿Qué hacen estas viejas solteronas en mi casa?
Las señoras empiezan a protestar por la manera tan despectiva en que don Roberto se refiere a ellas.
Isis: (nerviosa) ¡Muchachas, cálmense! Mi hermano está un poquitín gruñón hoy.
Roberto: (furioso) ¿Qué gruñón ni qué nada? Lo que me faltaba. ¡Que tomaras mi casa de ruana para traer a tus amigas!
Isis: Nada de eso, mi Robert. Fundé un grupo anónimo para solteronas. Deberías estarme felicitando por mi buena iniciativa.
Roberto: (irónico) ¿Felicitando? Las solteronas no necesitan ningún grupo anónimo. ¡No seas estúpida! (Intenta pegarle con el bastón) Diles mejor a tus amiguitas que salgan de mi casa antes de que las saque a todas a bastonazos.
Isis: ¡Muy bien! ¡Ya lo oyeron, chicas! ¡Desalojen! Y no se olviden de depositar en la caja de la entrada cinco pesos de caridad.
Las solteronas se van yendo de la mansión. Don Roberto niega con la cabeza y se retira muy molesto.
EXT. / CASA ROBLES / NOCHE
La noche ha caído en Ciudad de México. Piedad y Amarguras llegan en un taxi a la casa de Rodolfo. Se bajan y Piedad le paga al taxista.
Amarguras: (fascinada) ¡Ave María Purísima! La fachada de esta casa parece europea, hija. Tu jefe debe cagar dinero.
Piedad: (fastidiada) ¡Eso sonó asqueroso, mamá! Cuida tu lengua. No me hagas quedar mal con el licenciado Robles.
Amarguras: ¡Sí, sí! Ya me lo dijiste muchas veces. Tú tranquila que tu madre es una brillante actriz para infiltrarse en la clase alta (Sonríe vanidosa). Ya hasta me tengo mis libretos aprendidos de principio a fin.
Piedad: Muy bien. Entonces, vamos a tocar que nos deben estar esperando.
Minutos después, Piedad y Amarguras son recibidas por Rodolfo y Lucrecia en la entrada de la casa. Amarguras mira con disimulada fascinación los costosos cuadros de pintura colgados en la pared, los jarrones, el decorado y el piso.
Piedad: Buenas noches, licenciado Robles. Es un honor para mi mamá y para mí que usted nos haya invitado a cenar a su casa. ¿Verdad, mami?
Amarguras: (sonriendo) Así es. Mucho gusto es conocerlos. Mi nombre es Amarguras López.
Rodolfo: Bienvenidas. Para nosotros también es un gusto recibirlas en la casa. Ella es mi esposa, Lucrecia (La presenta).
Lucrecia: Espero que se sientan muy a gusto y que disfruten de la cena. Pasemos al comedor, por favor. Por aquí
Lucrecia les enseña el camino a Amarguras y Piedad hacia el comedor. Los cuatro se van justos. En el comedor, ya espera Nicolás sentado y haciendo mal gesto en el rostro. Lucrecia se le acerca y le susurra al oído.
Lucrecia: Hijo, por favor, yo sé que no estás muy a gusto, pero no hagas enojar a tu padre, aunque sea por esta noche.
Nicolás: Mamá…
Lucrecia: Hazlo por mí. ¿Sí?
Nicolás asienta con la cabeza. Lucrecia sonríe y toma su lugar en el comedor.
INT. / CASA ROBLES, COCINA / NOCHE
Dorotea pone sobre la bandeja el pollo recién cocinado y arreglado.
Dorotea: ¿Me entendiste bien cómo debes servirlo en la mesa, María Belén?
María Belén: ¡Simón, Dorotea! (Sonriendo).
Dorotea: ¡Y una cosa más, muchacha! Si te preguntan, ojo con las confianzas que son los patrones. A ellos no les puedes hablar como quieras. ¿Entendiste?
María Belén: Sí, eso también.
Dorotea: Muy bien. Entonces, llévate el pollo.
INT. / CASA ROBLES, COMEDOR / NOCHE
María Belén entra al comedor, cojeando por supuesto y sosteniendo la bandeja del pollo. En eso, se enreda al caminar, pierde el equilibrio y el pollo sale disparado en el aire cayendo encima de la sopa y salpicándoles las caras a Piedad y Amarguras.
Piedad: (levantándose furiosa) ¡Pero bueno! ¿Qué es esto? Mi vestido nuevo...
Amarguras: ¡Mi rostro! ¡No veo! ¡Ay, no veo nada! (Toma el mantel de la mesa y se limpia la cara desesperada).
María Belén: (apenada) ¡Ay! ¡Mil disculpas, yo...!
María Belén se sorprende al ver a Piedad y Amarguras.
Piedad: (sorprendida al ver a María Belén) La coja...
CONTINUARÁ…